viernes, 13 de septiembre de 2013

CONFIANZAS



se sienta a la mesa y escribe 
«con este poema no tomarás el poder» dice 
«con estos versos no harás la Revolución» dice 
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice

y más: esos versos no han de servirle para 
que peones maestros hacheros vivan mejor 
coman mejor o él mismo coma viva mejor 
ni para enamorar a una le servirán 

no ganará plata con ellos 
no entrará al cine gratis con ellos 
no le darán ropa por ellos 
no conseguirá tabaco o vino por ellos 

ni papagayos ni bufandas ni barcos 
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará 
no alcanzará perdón o gracia por ellos 

«con este poema no tomarás el poder» dice 
«con estos versos no harás la Revolución» dice 
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice 
se sienta a la mesa y escribe



ALUMNO ADELANTADO



Alumno adelantado en la carrera de ser todo corazón, Carrol se acuesta con la vida, tornando claros los oscuros motivos. Con esa jodida forma de ternura que ejercitan los porteños –disimular, disimular-

la, con dignidad y hombría? Carrol pasea por la lluvia, recoge sus instancias,

cabalga sus silencios. 

Desde países ágiles desciende. Tal vez, bajo la noche, descubre a veces hondos
pareceres de dolor. Carrol camina, amasa aquí la luz que lo levanta mientras afuera- afuera- cae la vida intermitente.

MI BUENOS AIRES QUERIDO

Sentado al borde de una silla desfondada, 
mareado, enfermo, casi vivo, 
escribo versos previamente llorados 
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí 
nacieron hijos dulces míos 
que entre tanto castigo te endulzan bellamente. 
Hay que aprender a resistir.

Ni a irse ni a quedarse, 
a resistir, 
aunque es seguro 
que habrá más penas y olvido.

Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.

POCO SE SABE

Yo no sabía que
no tenerte podía ser dulce como
nombrarte para que vengas aunque
no vengas y no haya sino
tu ausencia tan
dura como el golpe que
me di en la cara pensando en vos

LÍMITES

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.