viernes, 3 de abril de 2009

LOS RAROS

aunque no lo creas
hay gente
que vive la vida sin
apenas
conflictos y
con muy poca angustia.
visten bien, comen
bien, duermen bien.
están satisfechos de
su vida
familiar.
a veces
se apenan
pero con todo
viven tranquilos
y a menudo se sienten
de fábula.
y cuando se mueren,
se mueren
dulcemente, por lo general mientras
duermen.

aunque no lo
creas
existe gente
así.

pero yo no soy uno de
ellos.
oh, no, no soy uno
de ellos,
disto
mucho de
parecerme
a ellos,
pero ellos están
ahí
y yo estoy
aquí.


BUDA, MI COLEGA

tengo que limpiar el buda del escritorio,
que está lleno de mugre y de polvo,
sobre todo por el pecho y la barriga; ah,
hemos pasado tantas noches juntos; hemos
soportado la trivialidad y el horror; en momentos turbios
nos hemos reído
limpiamente, ahora
lo menos que se merece es un buen
repaso
con un paño húmedo;
algunas noches, muy largas,
han sido verdaderamente terribles, pero
el buda ha sido una compañía agradable
y tranquila; no llega a mirarme nunca, pero
nunca deja de reírse. se ríe
de esta porquería de
vida: no hay nada que hacer.

"limpiarme, ¿para qué?", me pregunta, "volveré a
ensuciarme".
"finjo compartir una necia cordura", le
contesto.
"bébete el vino", responde,"tú sirves para
eso".
"y", le pregunto, "¿para qué sirves
tú?"
replica: "para casi
mirarte".

luego se calla.
lleva una sarta de cuentas con una
borla.

¿cómo ha llegado hasta aquí?

PAZ

cerca de la mesa del rincón del
café
hay sentada
una pareja de mediana edad.
han acabado de
comer
y se están tomando una
cerveza.
son las 9 de la noche.
ella fuma un
cigarrillo.
él dice algo.
ella asiente
y luego habla.
él sonríe y mueve la
mano.
después se quedan
callados.
destellos rojos de neón
parpadean
por entre las persianas
que hay junto a
su mesa.

no hay guerra.
no hay infierno.

entonces él levanta la botella
de cerveza.
es verde.
se la lleva a los labios
y la inclina.

es una coronita.

ella tiene apoyado el codo derecho
en la mesa
y sostiene
el cigarrillo
con el pulgar y el
índice
y lo mira
a él
y las calles florecen
en la
noche.

SÉ AMABLE

siempre nos piden
que entendamos el punto de vista
de los demás,
por muy
anticuado,
tonto o
detestable que sea.

a uno se le pide
que contemple
la magnitud de su error,
su vida desperdiciada,
con
amabilidad,
sobre todo si son personas
mayores.

pero la edad es la suma de
cuanto hemos hecho.
han envejecido
mal
porque han
vivido
desenfocados,
no han querido
ver.

¿que no es culpa suya?

¿pues de quién es?
¿mía?

se me pide que les oculte
mi propio punto
de vista
por miedo a que
tengan miedo.

la edad no es un crimen

pero la vergüenza
de una vida
deliberadamente
desperdiciada

entre tantas
vidas
deliberadamente
desperdiciadas

sí lo es.

EL INFIERNO ES UNA PUERTA CERRADA

ni siquiera cuando era un muerto de hambre
me molestaban las notas de rechazo;
consideraba que los editores eran unos
verdaderos imbéciles
y seguía
escribiendo sin parar.
llegué a considerar los rechazos como
actos; lo peor era el buzón
vacío.

si alguna debilidad o sueño tenía
era
ver a alguno de aquellos
editores
que me rechazaban,
verle la cara a él o ella, cómo iban
vestidos, cómo cruzaban una
habitación, el sonido de su voz, su forma
de mirar...
sólo echarle un vistazo a alguno de
ellos.

sabes, cuando lo único que ves es
un trozo de papel impreso
que te dice que
no eres bueno,
tienes
a endiosar,
erróneamente,
a los editores.

el infierno es una puerta cerrada
cuando te mueres de hambre
por tu maldito arte
pero a veces te apetece echar
una mirada furtiva por el ojo de la
cerradura.

joven o viejo, bueno o malo,
no creo que muera tan despacio y
con tanta dificultad como un
escritor.